Las disfunciones sexuales se caracterizan por una alteración en cualquiera de las fases de la respuesta sexual (fases de las que ya hablamos anteriormente en este blog) o por dolor asociado a la realización del acto sexual. Los trastornos del deseo sexual son un tipo de disfunción sexual.
Existen dos trastornos del deseo sexual:
1. Deseo sexual hipoactivo
Es la ausencia o deficiencia de fantasías sexuales y de deseo de actividad sexual de forma persistente y recurrente. Esta alteración provocará un elevado malestar o dificultades personales en quien la sufre. Para valorar la ausencia o deficiencia hay que tener en cuenta la edad, el sexo y el contexto de la vida de la persona.
Las personas que padecen este transtorno, generalmente no inician relaciones sexuales, y su disminución del interés por el sexo suele ir asociado a problemas de excitación o a dificultades para llegar al orgasmo.
Esta alteración es mucho más frecuente en las mujeres que en los hombres.
2. Trastorno por aversión al sexo
Su característica principal es la aversión y la evitación activa del contacto sexual genital al mantener relaciones, de forma persistente. Esto provocará mucho malestar o dificultades en las relaciones sexuales. Quien lo padece siente ansiedad, miedo o aversión a la hora de intentar tener una relación sexual con otra persona. Normalmente esta aversión suele centrarse en algún aspecto particular del sexo, por ejemplo en las secreciones genitales o en la penetración vaginal.
Las causas más frecuentes de los trastornos del deseo sexual están relacionadas con actitudes negativas hacia la sexualidad, suele ser fruto de una educación rígida e inadecuada o de experiencias sexuales anteriores de carácter aversivo.
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