A medida que crecemos, nuestra curiosidad sexual va en aumento, sobre todo en la época en la que somos adolescentes y nuestro cuerpo empieza a experimentar ciertos cambios. Son muchas las preguntas que nos hacemos con respecto al sexo y, una de las dudas más frecuentes es la de saber qué es el himen y para qué sirve.
El himen es una membrana muy delgada que está situada entre la vulva y el conducto vaginal. Actualmente no se le conoce ninguna función definida. Se supone que, al igual que el vello púbico, el himen servía para impedir el paso de bacterias al interior de la vagina cuando las mujeres no utilizaban ropa para cubrir sus partes íntimas. Según fuimos evolucionando, y las mujeres fueron tapando sus genitales con ropas que evitaban el acceso de estas bacterias a la vagina, el himen dejó de cumplir con esa importante labor.
La importancia que tiene actualmente el himen es más bien de tipo cultural, ya que, todavía en muchas culturas, la falta del himen se asocia con la pérdida de la virginidad y la pureza de la mujer. Es cierto que la primera vez que se tienen relaciones sexuales, si la mujer ha llegado con el himen intacto, éste se rompe al contacto con el pene, pero es posible que llegue también si él, ya que la práctica de actividades de tipo deportivo como montar a caballo o algún golpe fuerte en la zona vaginal, pueden hacer que se rompa.
Otro de los mitos que existe en torno al himen es que, cuando se rompe, duele y sangra. Esto tampoco es cierto en muchos de los casos. Una mujer puede tener el himen intacto y no sentir dolor ni sangrar durante su primera relación sexual, ya que hay hímenes que son más flexibles que otros. Por otro lado, si la chica tiene un himen un poco más rígido, cuando sea penetrada, y este se rompa, puede experimentar un pequeño dolor y sangrar ligeramente.
Como hemos visto, la importancia que tiene el himen es más cultural que corporal por lo que no debe preocuparnos demasiado si lo tenemos o lo hemos perdido.