La hipnosis y el deseo sexual

La hipnosis se muestra como una de las técnicas más útiles que se han encontrado para solucionar problemas psicológicos que aquejan a multitud de pacientes. El sexo también es un ámbito de acción de la hipnosis. A través de ella podemos citarnos de nuevo con el deseo.


Revive el sueño de los sentidos

«Un buen número de mujeres manifiestan más o menos abiertamente no querer hacer el amor», dice el Dr. Hubert Assignies, psiquiatra, psicoanalista y presidente del Instituto de Hipnosis Ericksoniana de París. “A menudo, al preguntar, nos encontramos con que realmente ya no les apetece mucho. Rutina, tareas y recriminaciones varias matan gradualmente el deseo. Finalmente, los trastornos que afectan a la sexualidad son sólo la parte visible del malestar de la pareja».

La hipnosis Ericksoniana propone revivir los sentidos adormecidos. «Ésta es una manera de comunicarse con el inconsciente, dice el Dr. Sylvain Mimoun, especialista en medicina psicosomática y problemas sexuales. El paciente está escuchando a sus sentimientos sin tapujos ni inhibiciones.»
¿Cómo? Porque las emociones son las prioritarias, dada la quietud del hemisferio izquierdo, responsable del pensamiento racional. El objetivo de la hipnosis Ericksoniana es relajarse mentalmente para ser más receptivo. Relajado, el paciente está más dispuesto a tomar conciencia de sus necesidades y deseos.

Reavivar el deseo

El practicante dibuja ante el paciente nuevos escenarios de interacción. Los mensajes emitidos por el profesional permiten transformarse poco a poco y llegar a un acuerdo con él. «Los hombres y las mujeres que no experimentan deseo a menudo tienen dificultad para dejarse ir, dice el Dr. Mimoun. “Son víctimas de su deseo de controlar la situación.»

En la práctica, la sesión de hipnosis se lleva a cabo de una manera convencional: el paciente se coloca cómodamente en una silla y el médico en frente. Durante la primera cita, se determina si la persona tiene una sensibilidad más bien kinestésica (tacto y movimiento del cuerpo), auditiva (sonido y ruido) o visual (imágenes y representaciones mentales). Luego, el terapeuta ofrece una serie de sugerencias. Por ejemplo, ante una kinestésica que ama el sol, se evocará la sensación de calor causado por la luz solar. Pidió que mentalmente escuchara el sonido de las olas. Y visualmente debería imaginar arena blanca y cocoteros.

Es gracias a las sugerencias agradables y sugerentes que el paciente gradualmente se deja llevar y aceptar su deseo.

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