Las fobias sexuales

Las fobias sexuales nunca hacen bien. Cualquier tipo de fobia, sea de la naturaleza que sea, suele generar malestar en el indicio que las sufre. Generalmente, este malestar se suele traducir en frustración y ansiedad. Si la fobia la enmarcamos en el ámbito sexual, la reacción suele multiplicarse. Tanto es así que las fobias sexuales terminan provocando eyaculación precoz en la mayoría de los hombres y, en el caso de las mujeres, problemas relacionados con el dolor a la hora de la penetración.

Es importante tener muy en cuenta que las fobias sexuales no son sinónimo de falta de deseo en las relaciones sexuales y, muy al contrario, el hecho de no poder mantenerlas con naturalidad genera una enorme frustración en las personas que las sufren. Tanto es así, que, ante la imposibilidad de tener relaciones sexuales normales, una opción muy empleada es la abstinencia, cosa que en absoluto satisface a quien toma esta decisión pero, al menos, evita los problemas relacionados con la fobia sexual.

La gimnofobia es una de las fobias sexuales más comunes y se trata del miedo irracional tanto a la propia situación de desnudez como a la ajena. La comparación permanente que, quien padece este problema, realiza entre los cuerpos del mundo real con los que su mente idealiza es la causa que general la ansiedad en este tipo de fobia.

La gemofobia, lamentablemente, es otra de las fobias sexuales que con mayor frecuencia se dan. Es el pánico descontrolado al sexo. Este tipo de fobia suele ser tan exagerada que, en momentos de tensión sexual pueden llegar a bloquearse por completo mostrandose incapaces de conseguir generar ningún tipo de reacción sexual en su organismo.

Es otra de las fobias sexuales frecuentes es la denominada falofobia. Su nombre, en este caso, es claro e indica con precisión el tipo de trastorno del que estamos hablando. Los que sienten falofobia tienen verdadero pavor ante los genitales masculinos. Ver o tocar un pene puede ser un acto auténticamente aterrador para quien padece este tipo de fobia. El equivalente a la falofobia pero con respecto a los genitales femeninos se denomina eurotofobia y sus efectos son muy similares a los de la falofobia.

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