La ropa interior no es una simple vestimenta sin más. Si la elección de ésta es adecuada las consecuencias pueden llegar a ser fantásticas. Tener en cuenta elegir colores que favorezcan y que las formas se ajusten a nuestra figura resulta completamente fundamental para que el efecto buscado sea el que se consiga. La ropa interior tiene un poder erotizante fuera de toda duda y con la capacidad de levantar pasiones sexuales increíbles.
Un conocido portal de Internet especializado en citas realizó un estudio demoscópico en el que seleccionó a un total de 1.194 usuarias. Las conclusiones de la encuesta revelaron que la ropa interior resulta un complemente muy estimulante hasta llegar a convertirse en un auténtico fetiche. Casi un 80% de las participantes en la encuesta aseguraron que el cuidado para seleccionar la ropa interior para un encuentro extramarital era mucho mayor.
Es verdad que la monotonía se adueña a menudo de la vida de pareja. Nos vamos olvidando, poco a poco, de los detalles que hacen mantener viva la relación, especialmente en el terreno sexual. La ropa interior es un condimento muy especial. Sin embargo, parece que las mujeres se ocupan mucho de ella para una relación fuera de su relación de pareja y se olvidan de su importancia cuando la relación sexual es con su pareja.
En cualquier caso y al margen de si el uso es para relaciones de pareja o fuera de la pareja, la ropa interior femenina dispara la libido de cualquiera. A los hombre eles vuelve locos. Las dotes de seducción de una mujer siempre están presentes pero lo hacen de una forma especial cuando son capaces de combinar corsete, medias, lechería y, por ejemplo, tacones. Las combinaciones son muchas. El resultado puede disparar la temperatura.
Volviendo a la encuesta a la que hacíamos referencia al comienzo, el 83% de las encuestadas ponían de manifiesto su convicción sobre la capacidad de seducción de que dotaba a una mujer un buen uso de su ropa interior. La combinación de los diferentes elementos y la forma de vestirlos puede llegar a hacer crecer de forma exponencial el deseo masculino.