Tigresas blancas: las diosas del sexo oral

Las Tigresas Blancas era una sociedad secreta, formada exclusivamente por mujeres taoístas, que promovía el sexo oral con el objetivo de recuperar su juventud. Según este grupo de mujeres, con la práctica del sexo oral se absorbe la energía sexual del hombre y su inmortalidad espiritual. Para los taoístas, la energía sexual es la más poderosa de las que dispone el ser humano y, además del placer, se pueden conseguir otros muchos beneficios.

Su nombre se debe a que, en Oriente, el tigre es el animal más dominante de la Tierra y se considera que la tigresa es el animal más seductor, ya que debe copular más de cien veces para poder quedar preñada, al necesitar mucho más esperma que el resto de animales.

La creencia de las Tigresas Blancas es que con el sexo oral la mujer logra intensificar el orgasmo, a la vez que recupera la belleza general de su cuerpo y la energía sexual típica de la juventud. Proponen esta práctica como un modo natural de conseguir la estimulación necesaria para volver a los juegos y sensaciones del apasionado sexo adolescente. De esta forma, creen que se puede evitar el paso del tiempo y seguir conservándose jóvenes de un forma natural.

Los taoístas denominan “lágrimas de dragón” al líquido seminal y es lo que ayudaría a estas mujeres a recuperar su vitalidad y su juventud. Sin embargo, aunque consideran que las propiedades del semen son muy valiosas, no se lo tragan. Se lo esparcen por la cara y por el pecho, como si fuera una mascarilla facial, para que su piel se mantenga tersa y suave.

La formación de las Tigresas Blancas dura nueve años (seis en el caso de las vírgenes), divididos en tres etapas. En la primera de ellas, la labor de las discípulas es la de seducir hombres, los llamados Dragones Verdes, que no superen los 65 años y con los que deben sentirse a gusto sin llegar al punto de enamorarse de ellos. Sólo pueden tener nueve encuentros con cada uno de estos “Dragones” y en cada uno de ellos el hombre debe eyacular un mínimo de tres veces, tras lo cual, el Dragón Verde, para recuperar su energía sexual, se toma un descanso de seis semanas. La segunda fase se denomina de conservación y en ella deben dedicarse a acumular el “chi” (energía vital). En la tercera fase, llamada de refinamiento, deben purificar el “shen” (espíritu y conciencia).

Durante todo este proceso, las Tigresas Blancas tiene una especie de tutor que es el que las inicia y las acompaña durante esto años de formación. Es el llamado Dragón de Jade y las instruye para que consigan eyaculaciones exitosas, supervisando las felaciones sin que el Dragón Verde lo sepa. Tiene el privilegio de que su semen es el único que se tragan.

Con estas prácticas, una mujer puede rejuvenecer de cinco a diez años y, con ello, lograr retrasar la llegada de la menopausia, e incluso que esta no llegue a producirse.

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