El sedentarismo y el deseo sexual

El sedentarismo es un problema real para la salud de cualquiera. El hábito de vida que consiste, básicamente, en levantarse para ir a la oficina, sentarse durante todo el día delante de un ordenador, volver a casa y tirarse en el sofá a ver la tele hasta la hora de irse a la cama no es, en absoluto, un buen negocio para nuestra salud. Las consecuencias perjudiciales que puede tener esta forma de vida para la salud son de una magnitud descomunal. Lo cierto es que este mensaje está muy extendido por la población y ha llegado a casi toda la sociedad. Lo que no resulta tan conocido es que el sedentario también puede tener unas consecuencias terribles para nuestra vida sexual.

Las consecuencias que el sedentarismo puede tener, para los hombres y mujeres que lo practican como hábito de vida, en la vida sexual de cada cual son poco conocidas pero no por ello menos devastadoras. En el caso del hombre, la disfunción eréctil es uno de los gravísimos problemas a los que se puede llegar como consecuencia de este tipo de vida. En el caso de las mujeres, puede llegar a instalarse la ausencia de deseo sexual. Cualquier ad ellos dos problemas son suficientemente serios como para que los tengamos en cuenta. Sin llegar a estos extremos, tanto en hombres como en mujeres, este tipo de hábitos de vida suelen provocar una significativa diminución tanto en la resistencia como en la duración del acto sexual.

EL círculo vicioso en el que se suele caer cuando el sedentarismo acecha nuestras vidas es muy negativo para la salud.  El bajo estado de forma que sufre una persona que con estos hábitos, provocado por la escasa actividad física realizada, provoca una pérdida del apetito sexual y, por tanto, frecuencia en las relaciones sexuales lo que, a su vez, aumenta el nivel de sedentarismo que, a su vez, vuelve a disminuir el deseo sexual. La retroalimentación permanente de estos dos elementos resultan fatales para la calidad de la vida sexual.

La actividad física regular es imprescindible para llevar una vida sana y para complementar las formas d trabajo sedentario que, en la actualidad, se dan con frecuencia. El sedentarismo es un gran enemigo de nuestra vida sexual y, por supuesto, de nuestra salud. Hacer algo de ejercicio es suficiente como para que podamos mantenerlo a raya.

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