El piercing erótico, como todos podemos imaginar, responde, únicamente, a fines relacionados con el sexo. El fin ultimo de un piercing erótico no es otro que resaltar nuestros atributos más íntimos en las lides sexuales. En realidad, no que no está muy claro qué es lo que hace de ello algo tan atractivo para determinadas personas. Puede que el secreto esté en el hecho de contar con un cuerpo extraño en las zonas más íntimas o, incluso, que su presencia active la sensibilidad de determinadas terminaciones nerviosas. El caso es que es un hecho probado que, ya sea de forma activa o de forma pasiva, su presencia en el sexo lo hace más placentero. Vamos a hacer un recorrido por lagunas de as posibilidades de piercing que los hombres tiene a su disposición.
Probablemente, el piercing más utilizados por los varones sea el denominado «Prince Albert». Se trata de un aro que atraviesa la uretra y la base del glande en su paso por el frenillo. En su origen, se usaba para sujetar el aparato genital masculino en la pernera de los estrechos pantalones que usaban los miembros de la alta sociedad victoriana. Cuentan que el Príncipe Alberto lo usaba para tener retirado siempre el prepucio y, de esta manera, evitar malos olores en su glande.
El piercinn denominado «dydoes» también es muy común entre los usuarios de este tipo de objeto. En realidad estamos hablando de dos piercings localizados en la parte superior del glande. Parece que devuelve la sensibilidad perdida a las circuncidados. Lo que si parece innegable es el grado de placer extra que provoca en la pareja a la hora de realizar la penetración por vía vaginal.
Una de las opciones más agresivas es la denominada «guiches». Se trata de una perforación que se realiza a través del perineo. Es muy utilizado entre los nativos que habitan en el Sur del Pacífico. Parece que la estimulación oral de este piercing despierta estímulos inmediatos.