Enero es un buen mes para muchas cosas. Por ejemplo, es un buen mes para exceder con la comida y con la bebida. Las fiestas de año nuevo y reyes invitan a hacer excesos de este tipo. También es un buen mes par el sexo. Como consecuencia, precisamente, de las fiestas que celebran la entrada del nuevo año, todos y todas tendemos a arreglar nuestra indumentaria y nuestra apariencia física en general, dando importancia a detalles que, en otras épocas del año, descuidamos un poco. Por supuesto, todo esto ayuda a que enero sea, también, sea un buen mes para el sexo.
Pero, aunque es cierto que los excesos de las fiestas navideñas, en general, ayudan a que el sexo tenga una mayor presencia en nuestra vida durante el mes de enero, otros factores, como el exceso de convivencia en pareja, las vacaciones escolares en los niños, en los casos en los que esto proceda, y el estrés en general que provocan las reuniones familiares y de amigos, provocan otra situación un tanto sorprendente. El mes de enero, en España, es temporada alta para los divorcios. Al menos, eso es lo que afirman los datos del Consejo del Poder Judicial que indican que es el mes en el que mayores son las cifras de divorcios. Además, esta tendencia se repite año tras año.
Son varias las causas que desembocan den esta situación, por supuesto, no sólo las señaladas anteriormente. Por ejemplo, parece que se da una circunstancia bastante generalizada. Los matrimonios que se rompen antes de las fiestas navideñas suelen dejar que estas pasen para dar el paso definitivo, especialmente aquellas parejas que tienen hijos y que prefieren pasar las últimas navidades juntos antes de la separación definitiva. Así, muchos procesos de divorcios son pospuestos por los propios interesados hasta el mes de enero.
Además, cuando una relación ya anda deteriorada, las fiestas navideñas pueden terminar de romperla para siempre. Los excesos siempre pasan factura, en un sentido o en otro y las mismas cosas que pueden hacer todo más fácil cuando las cosas andan bien en la vida de pareja, pueden dinamitar todo definitivamente cuando las cosas ya andan sensiblemente perjudicadas.