Alcanzar el deseo

La naturaleza visual del deseo masculino funciona de una forma muy básica. Resulta muy habitual que una mujer se queje de que su pareja cuando, por ejemplo, va conduciendo se detenga a mirar los carteles y no centre su atención en el producto ofrecido sino en la modelo que lo sostiene, habitualmente, semidesnuda. Parece que la atención del hombre se suele enfocar con mayor detalle cuando existe un elemento de carácter sensual que actúa como reclamo, efectivamente, esto es así. La naturaleza visual del deseo masculinos realmente obvia.

Está claro que los publicistas son auténticos expertos en la naturaleza visual del deseo que presentan hombres y mujeres, conocen perfectamente cómo funcionan y argentan sus campañas a provocar la atención en aquellos detalles que saben funcionarán con unos y con otras, según el caso. Para darse cuenta de esto, no hay más que observar cualquier campaña de publicidad dirigida a un público masculino o femenino. Las diferencias en el enfoque resultan totalmente evidentes.

En el caso de la mujer, su capacidad para alcanzar el deseo sexual se centra más en aspectos como la armonía y la vistosidad de la presentación que en su componente sexual. Así, por ejemplo, resulta más atractivo para una mujer contemplar un la televisión donde un musculitos atractivo esconde sus horas de gimnasio bajo un elegante traje hecho a medida que si el mismo modelo se presentase completamente desnudo. La diferencia con la percepción masculina es evidente.

En ambos casos, la naturaleza definir claramente  en qué aspectos fundamentales se fijan mujeres y hombres pero, sin embargo, cuando preguntamos que´es lo que atrae la mirada, las respuestas son muy heterogéneas. Curiosidad, sensualidad, atracción sexual intensa, complacencia, agresión al vínculo o reclamo son algunas de las respuestas que podemos encontrar. Las motivaciones, como vemos, pueden llevar a ser muy diferentes.

Pese a todo, la capacidad de la mujer para encontrar el deseo desde otro tipo de estímulo diferente al visual es mucho mayor que la del hombre. La posibilidad que ellas tienen de alcanzar el deseo sexual a través de los olores, los sabores o los estímulos kinestésico táctiles es muy superior a la que presentan los hombres.

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