El beso perfecto

El beso perfecto es una utopía al alcance de muy pocos. Las prisas y el desconocimiento suelen ser los mayores enemigos para esta innegable delicia. A nadie se le puede escapar que no hay placer mayor que recibir un beso bien dado. Juntar nuestros labios con los de ora persona puede convertirse en el momento más íntimo y especial de cualquier encuentro. De hecho, un beso mal dado puede arruinar todo un encuentro sexual. Las expectativas que otra persona se había hecho pueden venirse al traste cuando el beso mal dado aparece. Sin duda, debe estar en nuestro empeño, especialmente cuando se trata de relaciones que están por empezar, conseguir el mejor beso posible. Sobre todo si se trata del primero. Debemos estar preparados para dar el beso perfecto.

En primer lugar, has de saber quepas prisas no ayudan en absoluto. Todo lo contrario. No hay mejor ayuda para esta cuestión que tomarse las cosas con calma. Eso siempre funciona. Centrifugar nuestra lengua en la garganta de otra persona no suele ser bien recibido y dista bastante del beso perfecto que queremos conseguir. La suavidad debe ser otro de los puntos que debemos valorar especialmente. No hay sensación mejor para nuestros labios que estos sean recorridos suavemente por una lengua que te deja con ganas de más. Provocar esa sensación de necesidad es vital para llegar a buen puerto.

L pasión ha de llegar de forma progresiva. Resulta interesante hacer un recorrido minucioso por cada rincón de su boca. No huir, en ningún momento, del contacto con la lengua ajena, pero hacerlo con mesura y delicadeza. No debemos de olvidar nunca que no estamos persiguiendo cualquier cosa. estamos en la búsqueda del beso perfecto. nada más nada menos. Cuando el momento álgido se va acercando, nunca está de más dejar escapar, de forma sutil y disimulada, un ligero jadeo que anime un poco la situación y la lleve a otro nivel de transcendencia.

Las caricias cambie´n pueden ayudar. no todo se ha de limitar a la boca, su interior y su periferia. Las manos, llegados el momento pueden ayudar empezando, eso sí, por lugares discretos y sin ser nada agresivo. La cara, el cuello y el pelo reúnen todos los requisitos para ser un lugar donde las manos ajenas sean bien recibidas. El beso perfecto debe ir acompañado de unas manos que acaricien a la altura de las circunstancias.

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