Los sueños eróticos son algo que, con frecuencia, suele suceder al ser humano. La excitación fisiológica mientras dormimos eso algo que ha sido estudiado en profundidad a nivel científico. Los sueños eróticos consiguen las imágenes que nuestro cerebro almacena de nuestras experiencias personales, las mezclan con otras variables como el estado de ánimo o el nivel de cansancio y comienza a realizar una de las más espectaculares producciones a las que jamás tengamos acceso, nuestros suelos eróticos.
Uno de los sueños eróticos más frecuentes son aquellos que tienen que ver con nuestro dormitorio, En este caso, la habitación conyugal simboliza el reencuentro de la intimidad con la pareja. Soñar con una persona en nuestra cama nos indica el deseo de mantener un encuentro sexual con él o con ella.
Cuando en nuestros sueños eróticos tiene un papel protagonista el fuego l explicación es bastante clara. El fuego representa la pasión. La parición , por lo tanto, de una llama grande nos avisa de que nuestra sexualidad está plenamente desarrollada, sin embargo, cuando la presencia de la llama es pequeña, nos habla de la falta de pasión presente en nuestra sexualidad.
La presencia del agua en nuestros sueños eróticos, a menudo, representan la armonía en la pareja sexual. La presencia, pues de dios, mares u otras formas de manifestación de grandes extensiones de agua, hablan de que el estado en el que se encuentra nuestra situación de pareja es de plena armonía. En cambio, cuando la presencia del agua es mínima como, por ejemplo en un grifo que gotea. significa que nuestra relación no está atravesando por el mejor momento.
Otro de los sueños eróticos recurrentes es imaginarse completamente desnudo en medio de una situación comprometida y rodeado de gente y, siempre, siendo el centro de atención. Por ejemplo, en una conferencia en al que actuamos como ponente. Lejos de lo que pueda parecer, no indica nuestros deseos de exhibicionismo sino, más bien, denota una necesidad de obtener una añorada libertad sexual. La desnudez representa el deseo de libertad. El hecho de aparecer en medio de una multitud, además, le da un sentido de desinhibición al acto que le dota de un mayor contenido si cabe.