El vibrador es uno de los juguetes sexuales preferidos por las parejas más o menos estables. En general, todos los juguetes sexuales son una forma ideal de romper con la monotonía sexual y emprender un nuevo camino en la búsqueda de diferentes formas de placer. Es frecuente que se les de un uso particular e individual, sin embargo, su uso dentare de las relaciones sexuales con nuestra pareja habitual puede ser una experiencia muy excitante para ambos. La experiencia, sin duda, merece la pena. Uno de los preferidos para este tipo de menesteres es el vibrador.
Es importante hacer una primera incursión en el mundo del vibrador antes de decidirse por un modelo u otro. Para ello podemos ir a cualquier tienda erótica y preguntar. La mayoría de las existentes tienen una importante variedad de este artículo personal cada vez más cualificado que podrá informarnos adecuadamente sobre cuál es el más adecuado para nuestros gustos o necesidades.
Existe un modelo de vibrador diseñado en forma de U que se puede introducir en la vagina de la chica y, al mismo tiempo, consigue estimular el clítoris y el punto G pero que, además, permite la penetración por parte del chico que, al mismo tiempo, recibe estimulación mientras procede a penetrar a su compañera sexual. Este modelo, como tantos otros, se presta perfectamente a su uso en pareja.
Hay parejas mucho más clásicas que prefieren el consolador vaginal de toda la vida. La oferta de este tipo de juguete sexual es muy extensa. Existen todos los tipos de tamaños, formas, colores, sabores y materiales que podamos imaginar. El uso en pareja de este tipo de vibrador puede ser muy variado. Lo puede usar el chico para masturbar a su chica, lo puede usar ella para ofrecer el espectáculo a su chico o cualquier otra variedad o combinación que se nos pueda ocurrir.
El vibrador anal es otra de als alternativas que existen el mercado y que, también, pueden ser utilizados en la vida sexual de la pareja. Como cualquier consolador de los citados anteriormente, se puede utilizar para comenzar el juego, durante la propia penetración o, incluso, una vez que hemos terminado para oler a reactivar la excitación.