Sexo salvaje

Sin duda, el sexo salvaje es una de las fantasías sexuales que mayor impacto causan sobre las mujeres. La fantasía, por supuesto, cada cual la articula como desea. una forma de llevarla acabo, por ejemplo, es aquella que trata de huir de la rutina diaria. Ya sabes, la típica escena en que la mujer vuelve a casa del trabajo después de una jornada laboral agotadora. El marido, por supuesto, está preparando la cena, cumpliendo con sus obligaciones conyugales. En ese momento, ella llega por detrás, le arranca el delantal de la forma más brusca y pasional posible y le fuerza a mantener sexo salvaje encima de la mesa de la cocina. En este caso, por supuesto, el término «forzar» no es más que un recurso literario sin más. No hay esposa que no haya fantaseado alguna vez con esta escena. Lo que sí es posible es que puede que no en todos los casos haya sido con su marido.

Sin embargo, el sexo salvaje en la vida real no es igual que en nuestras cabezas. Nuestra imaginación forma un paisaje idílico en el que sólo caben las cosas bonitas y se olvida de las cotidianas que, a pesar de que afean la escena, están ahí y no se puede hacer mucho por evitarlas. por ejemplo, en la escena del primer párrafo no hemos tenido en cuenta la mesa sucia y llena de salpicaduras de aceite con los preparativos de la cena en cuestión. Ni los restos de harina ni, por supuesto, el tenedor colocado en el lugar mas inoportuno que, de manera inevitable, alguien se clavaría en la espalda una vez pasados a la acción. Y es que la realidad maneja códigos diferentes a los que manejan las fantasías sexuales.

La fantasía de mantener sexo salvaje con tu presa mezclándola con comida, tal y como nos propuso de una forma explicita la película «Nueve semanas y media» también puede resultar realmente sugerente cuando se plantea desde un punto de vista teórico. Sin embargo, cuando se lleva a la práctica, también hemos de enfrentarnos a la dura realidad que, en ocasiones, puede volverse tercamente cruel. El almíbar es una sustancia muy dulce que puede suavizar la dureza del sabor del flujo vaginal, sin duda, sin embargo, lo que nadie suele tener en cuenta en estas circunstancias es que en apenas unos segundos se queda más seco y duro que el pegamento de contacto, con todos los problemas que eso supone.

 

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