Los juguetes sexuales también pueden tener un uso terapéutico. La oferta de productos eróticos en el mercad actual es muy basta. Todos solemos relacionar el uso de estos objetos con su componente lúdico. Evidentemente, la parte de juego sexual está muy presente en la naturaleza de los juguetes ara adultos. Sin embargo, los que muchos no conoce es que también existe una parte relacionada con la salud y con el uso terapéutico que podemos darles.
En primer lugar, hemos de aclarar que un juguete sexual, por mucho que tratemos de darle un uso terapéutico, por sí mismo no va a resolver un problema sexual. La realidad es bastante más compleja. Sin embargo, sí que pueden ser muy útiles como una herramienta al servicio de los profesionales para tratar de ayudar a solucionar diferentes problemas de índole sexual.
Los vibradores, por ejemplo, pueden tener un uso terapéutico importante. Puede tratarse de un valioso complemento para las mujeres que cuentan con algún tipo de dificultad para alcanzar el orgasmo. Las diferentes formas, tamaños y texturas en los que se fabricarn estos conocidos juguetes sexuales hacen que se pueda encontrar el adecuado para cada persona. Aunque suelen utilizarse para masajear la vulba y el clítoris, es importante recordar que pueden usarse en otras zonas del cuerpo con resultados muy interesantes.
No hemos de confundir los vibradores, cuya función principal es la de vibrar para proporcionar masajes suaves en diferentes partes del cuerpo con los dildos, cuya forma suele ser fálica y cuenan con un fin ulitmo diferente en este caso, como es la penetración, ya sea anal o vaginal. A este tipo de juguetes sexuales también se les puede dar un uso terapéutico. Por poner un ejemplo, eisten unos modelos completos que ayudan a la dilatación vaginal y que puede ser utilizado por mujeres con problemas para dilatar aún en estado de excitación.
Pero si hay un juguete sexual que no falla nunca y que todos tenemos a nuestro alcance, tanto para un uso terapéutico como para un uso más lúdico, ese es la imaginación. Nada funciona mejor para alcanzar el nivel de excitación necesario para disfurtar del sexo como usar de la mejor manera nuestra imaginación.