Diversidad sexual

La diversidad en las identidades sexuales no es algo de ahora. no es exclusiva de nuestros tiempos la existencia de personas que sufren el sentimiento de incompatibilidad entre su sexo anatómico y su identidad sexual. La creciente libertad sexual conquistada por las sociedades occidentales-impulsada sobre todo por el cambio de la posición de la mujer en la sociedad- ha contribuido a una mayor aceptación y visibilidad de prácticas sociales y sexuales que se alejan de los conceptos tradicionales y de sufrimientos que hasta entonces tenían poco espacio para sí mismos.

Cuestiones como la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción de niños por parejas del mismo sexo han estimulado el cuestionamiento de las nociones tradicionales de género y han hecho posible la manifestación de diversas identidades sexuales.

El término «transgénero» abarca a las personas que superan las normas de género basadas en las equivalencias entre, por un lado, pene, macho, hombre, masculino y, por otro lado, vagina, hembra, mujer, femenino.Denominamos «transexuales» a aquellos que se identifican con el sexo fisiológico opuesto al de su nacimiento.

Freud, a principios del siglo XX, provoca una revolución en la idea de sexualidad vigente en su época, afirmando no solo la existencia de la sexualidad infantil, sino también apuntando al hecho de que poseemos una bisexualidad originaria. Con eso, él quería decir que, a pesar de nacer con un sexo anatómico definido, tenemos, inicialmente, una disposición bisexual y solo nos constituimos como hombres o mujeres a través de un largo proceso de identificación con las personas significativas con las que nos relacionamos.

Con esta reflexión,  Freud incluye la dimensión social y psicológica en la formación de nuestra identidad sexual que pasa a ser vista como una construcción, no reduciéndose y, por lo tanto, no siempre coincidiendo con nuestro sexo biológico. En 1964, el psicoanalista Robert Stoller contribuyó a la discusión del asunto introduciendo la noción de «género» o «identidad de género» en el psicoanálisis. Con ello, propone pensar la masculinidad y la feminidad como aspectos psicológicos, sociales e históricos diferenciándolas del sexo en el sentido biológico. Así, vemos que la teoría psicoanalítica ya apunta al hecho de que la identidad sexual no se encuentra soldada al sexo biológico

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