Los peligros del sexo casero

El sexo casero puede ser un gran peligro para nuestra integridad física. Solemos pensar que el hogar nos da una gran seguridad a la hora de poner en marcha nuestros proyectos más íntimos. Por supuesto, cuando hablamos de proyectos íntimos, incluímos el sexo. De hecho, lo destacamos sobre todos los demás. Sin embargo, deberíamos revisar nuestro concepto de seguridad. El sexo casero puede ser un deporte de auténtico riesgo. Veamos algunas cosas muy a tener en cuenta.

Que nuestra pasión se desate en cuanto llegamos al hogar y busquemos ansiosos a nuestra pareja para desfogarnos de inmediato es una situación que se puede dar. Una buena sesión de urgente sexo casero después de una dura jornada de trabajo puede ser una buena idea. Sin embargo, ahí están nuestros muebles para ponénoslo difícil e, incluso, llegado el caso, peligroso.

Resulta bastante habitual en el sexo casero recurrir a los servicios de una simple silla para ayudarnos en nuestra tarea. Sin embargo, no reparamos en que ha de ser suficiéntemente robusta  como para soportar el peso de dos personas. Por supuesto, acompañados por sus respectivos embistes y movimientos. Los problemas que nos pueden surjir pueden ser variados. Pero, en ninguno de ellos, la silla termina entera ni nosotros ilesos.

Otro de los artículos de mobiliario a los que se suelen recurrir en una improvisada sesión de sexo casero puede ser la mesa. Especialmente recurrente suele ser la de la cocina. En ocasiones, llenas de otra buena colección de objetos que no nos van a beneficiar en nada. Es cierto que una mesa bien dispuesta es un objeto que puede ayudarnos a llevar a cabo determinadas posturas especialmente atractivas. Pero calibrar bien su resistencia antes de ponernos a la tarea resulta fundamental para evitar lesiones.

Los armarios roperos son un clásico. El salto del tigre famoso puede tener un encanto importante. Sin embargo, una vez más, la resistencia del mueble a nuestro peso ha de ser la adecuada. De no ser así, las consecuencias pueden ser fatales. El sexo casero precisa de armarios solidos. Si no es así, estamos poniendo en peligro nuestra integridad física de una forma temeraria.

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