En realidad, la sangre es imprescindible para el sexo. Cuando se analiza fríamente, todo en el cuerpo, incluido el sexo, depende de un buen flujo de sangre. Sin más. La forma en que nuestro cuerpo se nutre y se mantiene vivo y vibrante es transportando oxígeno, hormonas y nutrientes a través del torrente sanguíneo a todos los tejidos y células. Cuanta más actividad realiza una determinada parte de nuestro cuerpo, más flujo de sangre se dirige a ese área. Esto funciona para los músculos cuando se hace ejercicio, los intestinos al digerir y el cerebro para estudiar o aprender una nueva tarea. El sexo no es una excepción. Ni mucho menos.
Para los hombres, el flujo sanguíneo sirve para rellenar el tejido eréctil. Así es como se produce la erección. También es como se produce la estimulación de la glándula prostática para comenzar a exudar líquido pre-eyaculatorio. Las mujeres también se benefician del flujo de sangre a su tejido eréctil. En su mayoría es interno. Se produce un aumento del tamaño y la sensación del clítoris. También comienza la lubricación en la abertura vaginal en respuesta a la excitación sexual. Un buen flujo de sangre al cerebro también fomenta una buena energía y un nivel de excitación adecuado.
Las arterias son los canales a través de los cuales nuestra sangre se transporta por todo el cuerpo. Cuando están en buena forma, responden relajándose para permitir que fluya más sangre cada vez que surja la necesidad. El endurecimiento de las arterias, o aterosclerosis, limita la capacidad de las arterias para responder a las señales hormonales, disminuyendo su respuesta a la excitación sexual. Sin la respuesta adecuada, es posible que no haya un aumento suficiente en el flujo sanguíneo para engullir los tejidos eréctiles en hombres o mujeres.
Mantener las arterias saludables, eliminando las grasas trans de la dieta, siempre es una buena idea. Mantener una dieta equilibrada baja en azúcares y carbohidratos de alto índice glucémico también evita que el cuerpo produzca demasiados triglicéridos.
Los nervios transmiten toda la señal de ida y vuelta desde todas las áreas de su cuerpo al cerebro. También envían señales a las arterias, los tejidos y los músculos para responder a los estímulos sexuales. Si los nervios no están sanos o no funcionan correctamente, se pierde sensibilidad y el cuerpo no responde tan rápida o completamente como deberían.