¿Puede una vagina ser demasiado pequeña para un pene?

Una vagina demasiada pequeña para un pene. ¿Es eso posible? En ocasiones hemos oído oír esta pregunta. Estamos seguros de ello. Incluso es posible que, en determinadas circunstancias, hayamos sido nosotros mismos los que nos hayamos hecho esta pregunta. Resulta más habitual de lo que podemos pensar que por la mente de alguna persona pasen este tipo de preguntas. Al fin y al cabo, no siempre contamos con toda la información. Tampoco en materia sexual. Así que no debemos juzgar a nadie por hacerse esta pregunta. Desde este espacio, vamos a tratar de darle una respuesta adecuada.

La respuesta, en realidad, es bastante sencilla: no, no puede. Una vagina no tienen por qué ser, en ningún caso, demasiado pequeña para un pene. Por grande que este pueda parecer. Otra cosa es que un mal uso del propietario del pene en cuestión pueda hacer sentir a una mujer como si en realidad lo fuera. Si esto sucede, aunque las consecuencias, lógicamente, las sufriría la mujer, el problema lo está originando el hombre.

La vagina es básicamente un canal muscular elástico que conduce al cuello uterino, que es la parte inferior del útero. Está rodeada por anillos de músculo. Por lo general, tiene la capacidad de amoldarse a cualquier tamaño de pene. No olvidemos que puede estirarse lo suficiente como para dejar pasar a un bebé durante al nacimiento. Sin embargo, si esos músculos se contraen cada vez más y más, se puede sentir casi como una pared de ladrillo. Cuando esto sucede, puede dar la impresión de que la vagina es demasiado pequeña.

Estas contracciones de la vagina pueden darse, fundamentalmente, por dos causas. La primera de ellas es una mala práctica sexual. La dilatación de la vagina de la mujer ha de realizarse progresivamente. Precisa de una fase inicial de excitación sexual para que se ponga en marcha. De no seguir estos pasos previos, es posible que la vagina sufra algún tipo de daño que provoque contracciones en el músculo.

La otra posibilidad es una enfermedad llamada vaginismo. Se trata de una serie de espasmos musculares involuntarios que pueden causar mucho dolor con la penetración vaginal. La buena noticia es que hay tratamiento para este tipo de problema. Lo mejor, en cualquier caso, es buscar ayuda médica especializada.

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