Las feromonas son el olor del sexo. Eso lo sabemos ya todos a estas alturas. Hay un viejo refrán que viene a decir algo así como que a una flor que no tiene olor le falta lo mejor. Y es que parece que aquello de acudir a un pub o discoteca, otear el horizonte en busca de una víctima propicia y atacar de la forma más convencional posible es algo que ya no está de moda. Pero no se trata de una cuestión de las nueavs tecnologías, como alguno podría pensar. Es cuestión de que lo que está de moda es oler las prendas de ropa de los asistentes hasta encontrar el olor adecuado. En realidad, buscamos las fereomonas que nos resultan compatibles.
Las fiestas de fereomonas son la última moda en cun¡anto a cuestiones relacionadas con el ligoteo, tanto en Estados Unidos como en Inglaterra. Poco tardarán, pues, en llegar a nuestro país. Se trata de reunir a un grupo de solteros y solteras en una fiesta con la única condición de que cada uno de ellos acuda a la misma con una camiseta con la que hayan dormido la noche anterior. Estas se guardan en bolsas de plástico numeradas. Cada asistente olisquea bolsas hasta que encuentra un olor que sea de su agrado.
Una vez elegidos los olores por parte de todos los asistentes se pasa a fotografiarlos con el olor elegido. Estas fotografías se proyectan de manera pública, de forma que todo el mundo sabrá qué persona han elegido a través del olor. Si nos paramos a pensar, en la naturaleza hay muchos ejemplos de animales que eligen a su pareja a través de los olores. Basta con ir a un parque en el que hay personas sacando a pasear a sus perros para darse cuenta de esto.
Parece que, en realidad, hemos estado equivocados durante mucho tiempo. Los defensores de este tipo de fiestas de feromonas defienden que el éito de las relaciones sentimentales humandas reside más en el sentido del olfato que en cualquier otra variable. Por lo tanto, escoger a tu pareja en base a sus feromonas resulta una excelente idea.