Confinamiento: amor y sexo

Ya llevamos un buen número de días con el confinamiento como consecuencia de la pandemia mundial que estamos sufriendo por el coronavirus. Es obvio que los costes que soportaremos como consecuencia de esta situación serán muchos. Algunos ya se están dejando ver. Otros irán saliendo con el paso del tiempo. Por supuesto, el más importante de todos es el que tiene relación con las vidas humanas que se están perdiendo. Sin duda, la situación más dolorosa. La salud pública está siendo comprometida de forma muy destacable. El resto de costes, siendo menores, también son importantes. Los económicos serán terribles como consecuencia de la ralentización de la economía. Pero de otros no se habla tanto como se debería: los costes emocionales.

Son especialmetne preocupantes los costes emocionales que, en este confinamiento, pueden llegar a generarse en las relaciones de pareja. Sin duda, estamos ante una auténtica  prueba de fuego para aquellas parejas que, de forma previa, estuvieran ante algún conflicto en su relación. Pero no serán las únicas afectadas. También es bastante probable que lo sea para otras muchas, sin conflictos previos. Y cuanto más dure esta situación, más probable será que crezcan las tiranteces.

Son muchas las parejas que se quejan del escaso diálogo que mantienen. Especialmente se escucha este reproche proviniente de mujeres que se quejan de sus parejas varones. Asumir que esto es un problema  es una buena idea. Estamos ante una situación de convivencia intensiva donde el diálogo puede ayudar mucho a sobrellevar la situación.

Ocupar el tiempo libre en realizar aquellas tareas que nos gustan y para las que nunca tenemos tiempo puede ayudarnos a que el tiempo pase de otra manera. Si, además, estas actividades pueden desarrollarse en pareja, puede resultar un asunto favorable. Sin embargo, no es algo esencial. También es preciso, como en otras circunstancias, tener un poco de intimidad. Dedicarnos unos minutos a nosotros mismos pueden ayudar de una forma importante a superar este confinamiento.

Salvo en la época del enamoramiento, el deseo sexual hay que provocarlo. Casi nunca surge por generación espontánea. Aprovechar el confinamiento para reavivar este tipo de llama puede ser una excelente idea. La seducción, como no puede ser de otra manera, debe ser parte del juego.

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