Estamos en tiempos de desescalada. El final del estado de alarma se empieza a divisar. Una vez que hemos pasado por esto, no debemos precipitarnos y correr riesgos innecesarios. ¿Qué medidas de seguridad habremos de interiorizar? ¿Acaso se acabaron las los arrumacos previos al sexo? ¿Cómo afectará la distancia social a la hora de mantener relacione sexuales? la desescalada ya está aquí. Seamos prudentes.
La posibilidad de volver a relacionarnos con otros seres humanos fuera de nuestro hogar es algo que ya se está dando en aquellos lugares que han podido acceder a la fase 1 de la desescalada. Aquellos que aún siguen en la fase 0 habrán de esperar algunos días más. Parece lógico que, en este orden de cosas, con el sexo haya, como ya ha sucedido en otros ámbitos, un amplio despliegue de miedos e incertidumbres.
Resulta una excelente idea, también en lo que tienen que ver con el sexo en tiempos de desescalada, que evitemos el uso de recetas estandarizadas. Parece lógico ver que a diferentes situaciones corresponde aplicar criterios y, por lo tanto, soluciones diferentes. No siempre sucede así a nivel social. Podemos, a modo de ejemplo, echar un vistazo a lo sucedido con los policías de balcón que han perseguido a colectivos que tenínan permitida la salida a la calle por diferentes motivos.
Lo que sí es bastante lógico es que el estado de alarma ha supuesto un buen número de modificaciones a nuestra forma de relacionarnos en materia sexual con otras personas y que, por supuesto, las fases de desescalada,conllevarán también modificaciones que deberemos primero aprender y luego llevar a la práctica en nuestro día a día. Para ello es importante que sigamos las instrucciones de las autoridades sanitarias también en lo referente a la desescalada.
Nuevas reglas para nuevos tiempos. Sucederá en casi todos los ámbitos de la vida que conlleven la socialización. Por supuesto, en el terreno de la sexualidad, estas nuevas reglas deberán llevarse a término de una forma muy rigurosa. Lógicamente, no queremos poenr en riesgo ni nuestra salud ni la de las personas que nos rodean. Especialmente de aquellas que puedan resultar más vulnerables por ser presonas de riesgo o por contar con patologías previas.