Seguro que has pensado en el sexo en el agua alguna vez. Entiendo por qué te gusta la idea. No hay nada más romántico que estar en un destino de vacaciones lejano, hacer el amor en el jacuzzi de una suite de hotel. O, si te sientes realmente atrevido, hacerlo en el mar. Justo cuando la puesta de sol se relaja detrás del horizonte.
Dependiendo de dónde estés, los tiburones y las medusas podrían ser uno de los riesgos que debes considerar. En realidad, no en el jacuzzi. Sin embargo, el riesgo más probable es una interrupción de la policía local por tener relaciones sexuales en un lugar público.
En todo caso, una mujer tiene más probabilidades, no menos, de quedar embarazada teniendo sexo en la piscina o en el océano. Esto se debe a que algunos de los mejores anticonceptivos en tierra firme pueden ser menos confiables bajo el agua.
La efectividad de las esponjas, diafragmas y capuchones cervicales puede verse comprometida durante las relaciones sexuales bajo el agua. Incluso con los condones, debes tener en cuenta el posible efecto dañino de los productos químicos de la piscina, las mayores posibilidades de rotura en las temperaturas más altas de un jacuzzi y los peligros del deslizamiento del caucho.
Que sepamos, no se ha realizado ninguna investigación sobre el rendimiento de los condones cuando se usan bajo el agua. Es posible que el riesgo de deslizamiento, por ejemplo, aumente cuando se usa en tales circunstancias. Si bien la sal en el agua de mar no tendría efectos adversos en los materiales del condón, existe una gran posibilidad de que los productos químicos utilizados en las piscinas, como el cloro.
Que sepamos, no se ha realizado ninguna investigación sobre el rendimiento de los condones cuando se usan bajo el agua. Es posible que el riesgo de deslizamiento, por ejemplo, aumente cuando se usa en tales circunstancias. Si bien la sal en el agua de mar no tendría efectos adversos en los materiales del condón, existe una gran posibilidad de que los productos químicos utilizados en las piscinas, como el cloro.
La forma en que nuestros cuerpos están diseñados implica que las mujeres son más propensas a contraer infecciones durante una sacudida bajo el agua que los hombres. El agua en sí no presenta ningún problema de salud en particular durante las relaciones sexuales.
Sin embargo, lo que hay en el agua podría hacerlo. La sal del mar, el agua de la piscina llena de cloro o el agua de la bañera de hidromasaje rica en bacterias se pueden forzar dentro de la vagina durante las relaciones sexuales, y esto podría causar irritación o infección.