El sexo en Lisboa puede alcanzar lo mayores niveles de romanticismo que una ciudad europea pueda ofrecer. Decididos a continuar el paseo por la mejores ciudades del mundo para tener unas vacaciones sexuales, continuamos con una de las más cercanas para los españoles. Sin duda, la opción de visitar la capital del país vecino es una buena opción en ningún momento del año pero, puestos a elegir, el verano le dota de un color un a belleza especial. La oferta de sexo en Lisboa también es muy sugerente.
Categoría: Actualidad
Temas de actualidad que atañen especialmente a las muejres y nos influyen en nuestro día a día.
El sexo en Tokio
El sexo en Tokio puede ser absolutamente apasionante, como casi todo en esta increíble ciudad. No cabe duda de que Tokio es una alternativa al turismo veraniego de primer orden. Son muchas las razones que nos pueden llevar a visitar esta maravillosa ciudad. Desde su sorprendente cultura, tan en las antípodas de la occidental, hasta su más que variada y animosa vida nocturna. Pero, por supuesto, ahí no acaban las razones que nos pueden mover a visitar esta belleza nipona. La posibilidad de acceder a su exótica y rica gastronomía o integrarnos entre 35 millones de personas para dar un paseo mientras realizamos compras son otras de las opciones que nos pueden llevar a decantarnos por esta ciudad. ¡Ah! ¡Casi me olvidaba! El sexo en Tokio también puede ser algo increíble.
El sexo en Berlín
El sexo en Berlín es nuestro siguiente objetivo. Después de conseguir mantener sexos el París en nuestro anterior entrada, vamos a continuar nuestros viajes estivales disfrutando el sexo por el resto del mundo. Es cierto que París pone el listón muy alto y que empezar una serie de viajes alrededor del mundo gozando de la actividad sexual con París es empezar con una ciudad top, pero no resulta menos cierto que en Berlín, cuando suben las temperaturas, se respira el sexo por la calle. Las mujeres acortan sus vestidos, los hombres agrandan su imaginación y muestras sus musculados cuerpos y todo se conjura para que el sexo en Berlín sea la consecuencia lógica de nuestra visita.
El sexo en París
El sexo en París puede ser algo realmente mágico. Ahora que se aproximan las vacaciones de verano y quien más y quien menos hará su escapada, vamos a hacer un pequeño recorrido turístico por algunas partes del mundo que nos sugieren, a priori, unas estupendas posibilidades para disfrutar del sexo. París siempre es un buen comienzo para casi todo, por eso empezamos por aquí. Vamos a disfrutar del sexo en París.
El verano y el sexo casual
Es un hecho cierto e innegable que el verano y el sexo casual están muy relacionados. Todos sabemos que cuando llegan las alteras temperaturas, las ganas de sexo crecen de una forma exponencial. Incluso en aquellas personas que parecen no muy predispuestas a los encuentros sexuales durante el resto del año se les nota que la subida de temperaturas les afecta en este sentido. Y es que los termómetros hacen subir el mercurio, los chicos y las chicas aligeran sus ropas y el sexo empieza a estar latente y al acecho en cada rincón. El verano y el sexo se llevan bien, en general, pero el verano y el sexo casual se llevan mucho mejor aún.
El sexo después de los 40
El sexo después de los 40 existe. por supuesto que existe. Hay cosas, evidentemente, que no vuelven a ser como fueron cuando tuvimos 20 años de edad. Sin embargo, algunas de las cuestiones relacionadas con el sexo no solo no empeoran sino que, con la edad, si abetos gestionarlas de forma correcta pueden mejorar sobremanera. Hoy vamos a hacer un pequeño recorrido al sexo después de los 40 años de edad.
La cama y el sexo
El sexo en la cama puede llegar a ser un auténtico placer. Es cierto que, buscando formas nuevas de poner en práctica nuevos recorridos sexuales, tendemos a huir de la cama por monótona y aburrida cuando, en realidad, cuando seto sucede es porque os monótonos y aburridos somos nosotros. No hay una sola práctica sexual que no pueda practicarse en una cama. Es más, no existe, de hecho, una sola variedad sexual que no se pueda mejorar de forma muy significativa en una cama.