El dolor en el acto sexual es un problema que padecen un buen número de mujeres. Una encuesta realizada por la psiquiatra Carmita Abdo identificó que el 18% de las mujeres sexualmente activas presentaban algún tipo de dolor en el acto sexual. Este número puede parecer pequeño, pero no lo es. El mismo estudio reveló que el 20% de las quejas llevadas a la consulta ginecológica estaban relacionadas con el dolor en el acto sexual, y que muchas mujeres esperaban entre cuatro y cinco años para buscar ayuda sobre esta cuestión.
A vueltas con el orgasmo femenino
Otra vez más, nos vamos a ocupar del orgasmo femenino. Y es que estamos ante una cuestión que está llena de mitos. El exceso de información, a veces, no es algo tan positivo, ya que, entre la fiable, también se cuela alguna, en absoluto contrastada. En realidad, eso sucede con casi cualquier otro asunto. Lo cierto es que siempre habrá un nuevo aspecto a ser discutido o aprendido en relación al orgasmo femenino. De eso no existe la menor duda.
La anorgasmia, un problema común
La anorgasmia es un problema más común de lo que solemos pensar pero, antes de profundizar en ello, vamos a empezar por el orgasmo que, como deberíamos saber, es la conclusión del ciclo de respuesta sexual que corresponde al momento de mayor placer sexual. Es una descarga muscular intensa que tea consigo una sensación de confort y bienestar. El orgasmo, además, es algo tan íntimo y tan particular que es difícil de generalizar. Se manifiesta de diferentes formas, duraciones y sensaciones. Cuando una persona tienen imposibilidad de alcanzarlo, estamos ante la temida anorgasmia.
Guía para un menage a trois
Uno es poco, dos es bueno, tres es demasiado, ¿verdad? En mi modesta opinión. Quien nunca ha fantaseado con un menage a trois, con la combinación que sea, que tire la primera piedra. Pero ¿existe esa persona? Honestamente, lo dudo. Como fan ardiente y declarada de esta modalidad, decidí hacer un recopilado de algunas experiencias para compartir algunos consejos. El origen de la expresión «ménage à trois» es francés, y nada no significa más es que «sexo a tres». Quien ya lo hizo sabe que se trata de un verdadero banquete para los sentidos: imágenes, olores, sensaciones. Todo se multiplica. Me parece un desperdicio no permitirse vivirlo, al menos, una vez, ya sea en una relación estable o en una situación casual. El menaje a trois es una práctica más que recomendable.
Lápiz labial para la vagina
¿Has oído hablar de un lápiz labial para la vagina? Resulta inevitable que la primera impresión, nada más oír hablar de este producto, sea pensar: ¡un producto para fingir que la vagina no tiene olor, no tiene gusto y debe ser visto como algo tabú! Si lo vemos así, es fácil preguntarse hasta cuándo la mujer se dejará llevar por la industria machista. Es cierto que no es común ver a un hombre comprar desodorante íntimo. Cualquiera que haya dormido con un chico, sabe que el pene no le huele a orquídea. El cuerpo tiene olor, la piel tiene olor, las partes íntimas tiene olor. Es un hecho físico. No estoy defendiendo la suciedad, la falta de cuidado y el descuido. ¡Eso no! Pero si usted se lava con jabón, se baña cada día, se cuida y tiene una higiene íntima normal,no necesitas más. Entiendo que lo del lápiz labial para la vagina, pueda llegar a parecer un exceso.
El porno y la respuesta sexual
¿El porno y la respuesta sexual están relacionadas de alguna manera? Resulta conocido por todos y todas que son muchos los hombres que habitualmente se masturban utilizando imágenes pornográficas. El acceso al porno, gracias a Internet, está a la orden del día y es más fácil conseguirlo que nunca. Al requerir tan poco esfuerzo, resulta muy habitual que los hombres se habitúen a este tipo d estimulación sexual. Por supuesto que, en si mosco, no supone ningún problema, aunque siempre resulta más sano para nuestro organismo la estimulación imaginativa. Pero ¿existen diferencias entre la estimación sexual basada en la fantasía sexual y la basada en la observación de pornografía? Parece que a nivel biológico, no.
El sexo espontáneo
El sexo espontáneo, en realidad, es algo que está más cerca del mito que de la realidad. De la misma manera que, por ejemplo, no comemos cuando nos invade el hambre sino que nos ponemos unos horarios para hacerlo, o que no dormimos cuantos nos entra el sueño, sin más, sino que establecemos unos horarios para ello, en el sexo también es conveniente establecer unas rutinas. Cuando esto sucede, el cuerpo se adapta a la situación y acaba demandándolo. Por supuesto que, por seguir el ejemplo, a veces entra hambre a horas no habituales y, no cabe duda, es un gustazo poder saciar ese hambre imprevista con algún piscolabis que nos alegre el día. Con el sexo, a nadie se le escapa, sucede lo mismo. En cualquier caso, esperar al sexo espontáneo, no debe ser la prioridad.