El acercamiento a la prostitución por parte de las nuevas generaciones, tanto hombres como mujeres, es algo cada vez más aceptado socialmente. Los jóvenes cada vez lo ven más como otra opción de ocio. Es muy habitual que la mayoría de las despedidas de soltero acaben en un club o con una acompañante de pago. Pero ya no son sólo las despedidas de soltero, cenas de empresa, cumpleaños, celebraciones deportivas, etc. Cualquier excusa es buena para rematar una noche de juerga o una jornada de trabajo estresante, con los servicios de una prostituta.
Contratar los servicios de una prostituta es una forma de conseguir, sin esfuerzo y de una forma rápida, sexo sin compromiso. Según reconoce la mayoría, ligar les supone mucho trabajo (y dinero) y no está garantizado que, después de invitar a una chica a cenar, a tomar unas copas o después de darle la charla durante horas diciéndole cosas bonitas y románticas, vayan a terminar en la cama con ella. Vivimos en una sociedad que busca la inmediatez y la falta de complicaciones y eso se consigue yendo a un club o quedando con una chica. Se le paga, se tiene sexo con ella y hasta la próxima.
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