La adicción sexual es una patología más frecuente de lo que podríamos imaginar. Existen numerosos casos de celebrities que ya han hecho pública su adicción al sexo. Se estima que entre un 3 y un 6 por ciento de la población está afectada por este trastorno. La adicción sexual es, fundamentalmente, la pérdida de control en la conducta sexual.
Algunos psicólogos opinan que las personas que presentan adicción al sexo lo utilizan como un soporte para no sufrir. Una tapadera que utilizan camuflar la falta de afectos por otras vías. En teoría, la adición sexual toca más a los hombres que a las mujeres, pero existe un gran número de mujeres que también experimentan adicción al sexo. En realidad no hay normas exactas para determinar que una persona tiene una adicción clara al sexo. A veces es difícil de determinar donde está la delgada línea que separa el exceso de la obsesión. En general, todo comportamiento que condicione el resto de nuestra vida puede tratarse de una adicción. La perdida excesiva de tiempo y dinero en sexo puede ser un indicio importante.
Al margen de la polémica que pueda suscitar si se considera o no un trastorno psicológico, es innegable que la adicción sexual hace sufrir a aquellos que la padecen. La búsqueda permanente de sexo, en determinados momentos, genera ansiedad y sufrimiento por parte de la persona que sufre adicción al sexo. Como con otro tipo de adicciones, el adicto al sexo está permanentemente en una situación de urgencia por conseguir sus objetivos y esta situación les puede llegar a obligar, incluso, a asumir una serie de riesgos que, en otras circunstancias no asumiría.
Los adictos al sexo suelen vivir su vida sexual en paralelo con la vida real. Antes de poner en marcha cualquier tipo de actividad, piensan en el sexo. Las personas más cercanos suelen sufrir con ellos y la situación económica en la mayoría de los casos se ve afectada ya que para conseguir sexo con la frecuencia que requieren suelen gastar grandes cantidades de dinero.