El calentón sexual

Sufrir un calentón sexual es algo que l puede suceder a cualquiera. A veces ni siquiera se trata de vivir una experiencia en la que el estímulo sexual sea exagerado. Simplemente se reúnen las circunstancias para que le nivel de excitación que experimentamos creada de forma exponencial e incontrolable. Cuando se sucede este hecho podemos vernos ante dos posibles situaciones. En primer lugar, la más conveniente, es que nos suceda acompañados de una persona dispuesta a sofocar nuestras ansias sexuales o, mejor aún, que experimente el mismo calentón que nosotros y decidamos desfogarnos juntos o, por el contrario, la posibilidad más triste,e s decir, que, a pesar de estar totalmente cardíacos en materia sexual no tengamos a nadie cerca dispuesto, o dispuesta,  a dar salida a nuestra realidad sexual.

Las circunstancias en las que se pueden producir un calentón son de las más variadas. Aunque, por supuesto, las más frecuentes son aquellas que nos hacen ponernos en un compromiso. El calentón es traicionero e inoportuno y no suele visitarnos cuando estamos a solas con nuestra pareja en casa sino que aparece en aquél entorno en el que más comprometido puede resultarnos. Tanto por lugar como por la compañía que, cuando aparece el calentón, suele ser multitudinaria. Seguramente por ello resulta tan excitante. Un tanatorio, un restaurante de bodas o una convención de empresa son lugares donde, frecuentemente, atacan calentones al común de los mortales.

Cuando el calentón es compartido, la solución suele ser sencilla. Casi siempre hay que buscar un lugar apartado de las miradas indiscretas, cosas que no siempre es sencillo pero, resuelto este pequeño inconveniente, la solución no tarda en llegar. Los baños públicos, los aparcamientos o, incluso, unas cortinas suficientemente grandes son buenos lugares para dar saludad a nuestras inquietudes.

Todo se complica sobremanera cuando nuestra compañía no ha sufrido el mismo proceso. Cuando se producen estas situaciones, resulta común que el ingenio se agudice para llevar a nuestro terreno a la primera incauta disponible, o incauto, según corresponda. Si esto no es así como, de forma lamentable, sucede en muchas otras ocasiones, siempre hay una forma de llegar a buen puerto. Por supuesto, la solución está en tu mano

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