Los pezones son , sin duda, una de las partes más hermosas de la anatomía femenina y una de las más curiosas, si no la que más, de la masculina. Ahora que acaba de llegar la primavera y las muchachas tienen a aligerar sus ropas y a mostrar más parte de su cuerpo, parece un buen momento para hablar acerca de algunas curiosidades sobre los pezones, esa parte tan escondida en algunas ocasiones pero tan presente en otros momentos.
Como es conocido por todos, los pezones no son todos iguales. Hay tantos diferentes como personas, incluso el doble. Son diferentes en loq ue refiere a forma, color, tamaño e, incluso, textura. Esto sucede tanto en lo s hobmres ocmo en las mujeres. En el caso de las mujeres, la utilizad com filtro para la leche materna durante al lactancia, es bastante obvia. En el caso de los varones, no he sido capaz de enceontrar documentación que acredite la utilidad del uso de esta parte anatómica concreta, por lo que no me queda más remedio que omitir este punto.
Como elemento de placer que, evidentemente y como no escapa a ningún lector avezado, lo son, los pezones son extraordinariamente sensibles. Lo son tanto que son capaces de provocar dolor en momentos, por ejemplo, de excitación sexual o de síndrome premestrual. De la misma manera, y debido a su extraordinaria sensibilidad, también son capaces de provocar orgasmos cuando el nivel de excitación es el adecuado.
Los pezones, qué duda cabe, son uno de los lugares anatómicos preferidos por las mujeres para realizarse piercings, tatuajes y otro tipo de decoraciones. También existe unas pinzas muy extendidas en las relaciones BSDM que son frecuentemente utilizadas por su valor estético incluso fuera de esta disciplina sexual.
En definitiva, salvo el asunto funcional, no existe una gran diferencia entre los pezones masculinos y los femeninos. En ambos casos, salvo la función de filtrar la lecha materna en la lactancia, tal y como hemos comentado con anterioridad, los usos de otro tipo, tanto a nivel estético como a nivel de generación de placer, pueden ser mucho más parecidos de lo que, a simple vista,podríamos pensar.