El pansexualismo de primavera

El pansexualismo de primavera nos ataca por todos los frentes. No voy a negar que, al principio, resulta divertido y tienen un toque de morbo que lo hace interesante. Sin embargo, cuando deja de ser una novedad para convertirse en algo recurrente, presente a todas horas y desde todos los frentes, la cosa adquiere un matiz que lo convierte en algo, cuando menos, pesado. Cuando no de mal gusto. Y es que como la primavera al sangre altera, parece que todas las emociones deben enfocarse, definitivamente, al pansexualismo de primavera, es decir, al exceso de oferta erótico sexual a todos los niveles y en todos los lugares.

Los jóvenes, nativos de esta sociedad tan aficionada a la postverdad, lo consideran como algo absolutamente natural, ya que ha estado integrado en sus vidas desde que alcanzan a recordar. Sin embargo, aquellos que contamos ya con cierta edad, hemos tenido la posibildiad de vivir una época en la que el pansexualismo primaveral no era un hecho consumado y también existían otros valores a tener en cuenta cuando comienza a apretar el calor.

Para ser sexy no basta con  sacar el mayor partido al físico, cosa que también puede ser válida, sacar un buen partido a las inquietudes culturales e intelectuales es algo que debería estar en la mente de cada cual. El hecho de lucir menos ropa solo atrae al sexo opuesto en el sentido corporal y no el el intelectual ni en el afectivo. Aportar algo de misterio y no mostrar todo, puede ser una buena idea para hacernos interesantes sin insisteir tanto en el pansexualismode primavera.

Lo que uno es por dentro es lo que, en realidad, nos hace completamente únicos. Nuestras cualidades intelectuales, morales, culturales y afectivas son personales e intransferibles. El hecho de querer mostrarnos todos iguales acercándonos a las tendencias que, en cada momento, sugiere la industria de la venta al por mayor de imagen, lejos de aportarnos algo como individuos, nos envilece y trata de igualarnos para convertirnos en seres grises idénticos. El pansexualismo primaveral es algo que, lejos de hacernos libres, nos fuerza a olvidarnos de nuestra libertad para convertirnos en objetos al antojo de la moda imperante.

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