Sexo en el trabajo

Mantener sexo en el trabajo es algo con lo que todos y todas hemos fantaseado alguna vez. En esto no hay distinciones entre hombres y mujeres. ni mucho menos. Y es que lo de liarse con un compañero o compañera de trabajo tienen un nivel de morbo que no podemos negar. Lógicamente, como cada posibilidad morbosa que nos ofrece la vida, también tiene una parte negativa. Ahora somos nostros los que, a la vista de los pros y los contras, hemos de tomar nuestra decisión.

Los datos respecto a las personas que han fantaseado con tener sexo en el trabajo justifican nuestras afirmaciones. Parece que el 85% de la población activa ha fantaseado en algún momento con tener una experiencia sexual en el lugar de trabajo. No te sorprende, ¿a que no? Lo más sorprendente, quizás, sea que más del 50% de estas personas consumaron sus pretensiones. Es decir, que más del 40% de los trabajadores de este país han mantenido, al menos, un encuentro sexual en su puesto de trabajo. Esto puede resultar más sorprendente. ¿No es así?

En realidad, no se trata de una cosa descabellada. Hemos de entender que pasamos, al menos, 40 horas semanales en nuestro puesto de trabajo. Probablemente, dediquemos más tiempo a la convivencia con nuestros compañeros de trabajo que a cualquier otra cosa. Con estos datos, y dado que el hombre es un animal fundamentalmente sexual, resulta inevitable que muchas personas hayan acabado manteniendo sexo en el trabajo. ¿Tú eres uno de ellos?

De la misma manera que los más jóvenes mantienen sus encuentros sexuales en sus entornos habituales, es decir en el instituto o en la universidad, los adultos ya integrados en la vida laboral mantienen un buen número de sus relaciones sexuales en el lugar en el que más tiempo pasan: en su trabajo. Es algo inevitable. Sin ninguna duda. Y esto es así en todos los ámbitos. Tanto laborables como de otra índole.

Que los encuentros sexuales en el trabajo tienen su parte positiva parece indudable. El hecho de mantener sexo ya debería ser suficientemente satisfactorio pero, además, la expectativa de mantener más encuentros después del primero pueden hacer que ir al trabajo se convierta en una experiencia realmente excitante. Sin embargo, también está claro que puede conllevar una parte negativa. Elegir a la persona equivocada para desfogarnos o ponernos en el punto de mira del resto de compañeros pueden hacer que se convierta en una mala experiencia. Puede convertirse en una pesadilla. De ahí la importancia de ser muy cuidadosos. Tanto en la elección como en el desarrollo.

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