El sexo online se ha convertido en una clara opción de desfogue sexual en tiempos de pandemia. Hasta el 70% de los españoles adultos confinados confiesan haber mantenido, en las últimas semanas, algun tipo de encuentro sexual a través de medios telemáticos. El sexting, esta suerte de práctica sexual a distancia, se convierte en algo mucho más practicado en tiempos de reclusión domiciliaria obligatoria. Parece lógico que, ante la situación en la que nos encontramos, el sexo online haya tenido un crecimiento especial.
Los más jóvenes, antes del confinamiento, ya eran practicantes habituales de esta modalidad de sexo online. El intercambio de mensajes de todo tipo con alto contenido sexual ya era habitual entre este sextor de la población. Textos, audios, fotografías y, cómo no, vídeos eran intercambiados de forma frecuente entre milenials sin nececsidad de confinamiento. Sin embargo, esta modalidad se ha extendido dadas las circunstancias actuales de cuarentena generalizada.
La enorme oferta de servicios sexuales que existe en Internet, de manera global, se está adaptando a la situación de confinamiento en la que nos encontramos. De esta manera, cualquiera de las modalidades de oferta de sexo online están creciendo en demanda. Algo que resulta evidente. Por lo tanto, como cualquier observador con ojos keynesianos podría observar, la oferta se está adaptando, de forma rápida, a ella.
Una situación como la actual, con el mundo confinado en sus casas por el azote de una pandemia mundial, conlleva un buen número de esfuerzos y sacrificios. Sin ninguna duda. Evidentemente, los más azotados por ella son las víctimas y sus familias. Desde aquí nuestra solidaridad. Luego, los profesionales que están en primera línea. Desde los sanitarios hasta el sector de alimentación, pasando por el personal de limpieza o de transporte público. Pero la labor de aislamiento del resto de la sociedad también resulta fundamental, como las autoridades sanitarias no se cansan de repetir. Respetémoslo.