El estilo de vida swinger

El estilo de vida swinger es realmente admirado por unos y rechazado por otros. Otro número importante de gente, en cambio, ignora por completo en qué consiste. Una de las dudas más importantes que circulan al respecto tiene qu ever con la salud. ¿Los swingers realmente corren un mayor riesgo que otros?

La repeusta es rápida y sencilla: La mayoría de los swingers tienen cuidado. La realidad del estilo de vida swinger es que la mayoría de los swingers son cuidadosos y responsables cuando se trata de minimizar los riesgos para la salud sexual. Sin embargo, sería un error pretender que el estilo de vida swinger no genera más riesgo de infección que uno estrictamente monógamo. Las ETS no son nada agradables e incluso las infecciones leves pueden provocar graves problemas de salud.

La minúscula minoría de swingers que no se toman el riesgo en serio no solo ignoran su propio bienestar, sino que también representan un riesgo para la salud de los demás. Estas personas se encuentran principalmente entre los swingers mayores, por lo que su número está disminuyendo. Los swingers más jóvenes están más dispuestos a aceptar la necesidad de usar condones y hoy en día es una rareza encontrar swingers que quieran tener sexo sin protección.

¿Qué más pueden hacer los swingers para estar más seguros? Además de insistir en solo sexo protegido, hay algunas otras cosas que los swingers pueden hacer para que el estilo de vida swinger sea más seguro. Lo más importante de todo es prestar atención a la higiene personal. Es importante comprender que las bacterias que se pueden congregar en el área genital pueden ser una fuente de infecciones de las que es difícil deshacerse. Los swingers deben hacer que lavarse bien antes y después del sexo sea una cuestión de rutina. Las duchas generalmente están disponibles ya sea de fiesta en un club swinger o en la casa de alguien o en un hotel. No hay excusa para no tomar una después de tener relaciones sexuales.

La higiene dental también es importante. Las encías sangrantes y las llagas en los labios aumentan las posibilidades de transmisión de infecciones a través del sexo oral. La clave de la prevención son las visitas regulares al dentista, los buenos hábitos de cepillado de los dientes combinados con el uso de cepillos de biberón y enjuagues bucales. Es posible que las mujeres también quieran considerar el uso presas dentales. Estas barreras están diseñadas para disminuir la cantidad de bacterias que ingresan a la región genital. También protegen la boca de la pareja de infecciones bucales.

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